De toda la vida me ha pasado algo curioso, y es que le pongo Banda Sonora a todo.
A los momentos vitales, a las relaciones, imagino todo tipo de situaciones que quiero que me pasen poniéndoles música, camino por la calle siempre escuchando música, trabajando, limpiando, leyendo y esto me pasa desde muy pequeña, ya que imagino que como con la lectura, en mi casa siempre había música sonando, teníamos tocadiscos y radio hasta que llegó a casa la mini cadena, para dar paso más tarde al Walkman, y el DiscMan, que eso ya en mi vida, fue el locurón, música solo para mis orejas y mi cabeza.
Mi padre, el señor Perendreu, es un gran amante de la música, y gracias a él tengo una amplia cultura musical, que va desde Pablo Milanés a los Dire Straits, pasando por Peret o Stevie Wonder.
Recuerdo pasarme las noches de mi adolescencia pegada a la radio mientras estudiaba, escuchando La Gramola de M80 cuando la conducía Joaquín Guzmán, y también programas nocturnos de Radio3, eso fue lo que acabo por darme aún más cultura musical y aprender muchísimo sobre grupos, estilos, cantantes etc.
Cuando me independicé el momento musical se elevó al 1000 x 1000, ya que en el 2000 más o menos fue la época del boom de los festivales de música, FIB, SummerCase, Primavera Sound, Madcool, Sonar y un largo etcétera de eventos musicales que no me perdía ningún año, en parte por gusto y en parte por trabajo, y claro eso hizo ampliar y diversificar mis gustos musicales.
También me ayudó mucho ir a conciertos sin parar en una determinada época de mi vida, como también sumó, sobre todo para la parte más electrónica de mis gustos, el hecho de tener a muchos amigos nocturnos que se conocían a la perfección los sitios donde pinchaban los mejores dj’s del momento, en Barcelona, Madrid, Ibiza o cualquier otra ciudad europea.
Soy carne de pista, carnaza más bien diría yo, a mis espaldas tengo 15 años de discotecas de Ibiza, uno de mis lemas cuando estoy contenta es Arriba Space, porque sí, como esa discoteca, Space, no habrá ninguna nunca más, me lo he pasado realmente muy muy bien en lo que era ese hangar, ahí he visto desde a Boy George hasta a Hot Chip o a mis queridos 2manydj’s pinchar varias veces.
Todo esto ha alimentado a lo largo de casi 20 años mi amor por la música, que es equiparable solo a mi pasión por la lectura.
Creo que de ambas pasiones nació mi rarísima costumbre, y es que cuando me leo un libro, le pongo Banda Sonora, sí, me centro en un grupo que viene a mi cabeza una y otra vez y me lo pongo en loop en Spotify, y la mayor parte de las veces, viene esa canción a mi cabeza, esa justamente que tanto le pega o casa con el libro que estoy leyendo.
No era algo a lo que prestara demasiada atención, hasta que un día me dije: “jobar, esto es muy guay…” y decidí, este mismo año, crearme una lista en Spoti (yo y mis listas musicales… esto da para otro post!) que se llama “Un Libro, Una Canción”.
Cada libro que me leo, tiene su canción en mi lista, y me parece un recuerdo bonito el vincular las lecturas que voy haciendo a una canción en particular.
Tengo que ver de qué manera os comparto la canción de la lectura que haya finalizado en cada reseña, si con un link o si puedo incrustar por aquí un botoncito de Spotify con la canción, os iré informando.
También quiero que esa lista aparezca en alguno de los laditos del blog y que podáis acudir a ella siempre que queráis, poco a poco, la parte técnica de este espacio va algo más lenta.
Una persona a la que quiero mucho, me dijo una vez: “siempre tienes la canción apropiada para cada momento”, y sí, es verdad, y esto, también, quiero compartirlo con vosotros, así que no olvidéis en cada reseña ir a la canción y escucharla.
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