Arrancas un libro que sabes que te va a costar, lo tienes clarinete, no es un libro que has elegido, es un libro que te han regalado, pero todo y sabiendo que no te va a gustar decides darle la oportunidad y ahora que está la película en cartelera crees que es el mejor momento.
Pues eso es lo que me ha pasado con Los Renglones Torcidos de Dios, un libro que jamás debería haber leído.
Esta frase absurda lleva acompañándome desde hace años cuando una muy buena amiga un día la dijo, la verdad es que la historia de la frase ya ni la recuerdo, estaríamos bailando, pero lo que sé es que desde entonces la digo de continuo y le viene ideal a mi reseña de Dance Usted de Luis Costa.
Vivimos en una era marcada por la dictadura de la imagen, especialmente hacia las mujeres, a las que se nos exige ser las madres perfectas, las parejas perfectas, las trabajadoras perfectas, las amigas perfectas y sí, estar perfecta siempre y acorde con las modas estéticas del momento, de todo esto Liv Strömquist sabe rato largo y lo plasma en su último ensayo: La Sala de los Espejos.