Él tiene la capacidad con tan sólo unas breves líneas hacer que tengas ganas de más, que no sea un pequeño artículo lo que estás leyendo, y sí, ya es desde hace un tiempo, uno de mis autores preferidos, por esa manera que tiene al contar que te engancha.
¿Leer los mejores artículos que ha publicado en los últimos 10 años? Para mí ha sido una delicia que he disfrutado de a poquitos.
Sí, el título de este post está total y absolutamente inspirado en la canción de Hidrogenesse, esta canción la poníamos hace muchos años en el trabajo, cuando alguien venía dándonos pena o nos pasaba algo chungo, y podría resumir un poco la vida de Rebeca, la protagonista de La Muela de Rosario Villajos.
Yo a ella la he querido siempre aun sin saberlo, algunas de las películas que más vi en la época de los 90’s, cuando era una adolescente, las dirigió ella como son Cuando Harry encontró a Sally o Tienes un e-mail.
No sabía que la persona y cabeza pensante de esas películas fue Nora Ephron, y una vez más descubrí todo esto gracias a mis Mesías, las chicas de Deforme Semanal, ellas en distintos programas de su Podcast han hablado sobre algunos de sus libros y de su vida en general, y todo esto junto hizo que necesitara leer su libro, No me acuerdo de nada, editado por Libros del Asteroide.
Desde finales de Junio he tenido un parón total con el blog y prácticamente con mi lectura, no un parón elegido, pero sí un parón necesario.
A penas he hecho nada más que no haya sido trabajar muchísimas horas desde esa fecha y eso ha hecho imposible que pudiera compaginarlo con mis rutinas de lectura, ya que prácticamente todas las horas que he tenido disponibles las utilizaba para dormir o descansar y estar con mi familia.
Eso no quita que me haya sentido en muchos momentos que estaba fallando a lo que es algo prioritario en mi día a día, pero en esta vida a veces hay que elegir y no podemos llevar a cabo todo lo que nos gusta o nos es necesario teniendo que priorizar lo primero, en mi caso familia y descanso.
De nuevo parece que mi vida toma rutina y ya llevo unos cuantos días leyendo, es más, algo he leído en todo este tiempo y tengo reseñas pendientes con las que voy a ponerme manos a la obra estos días.
Mi blog cumplió un añito hace poco más de una semana y es algo que me llena y me aporta a mi día a día, independientemente de si me leen o no, así que I’m back!
Por supuesto, este post tiene también BS, y es Pausa de Izal.
Milena saca cosas bonitas de mí, Milena, sin querer yo sonar nada vanidosa, arranca del fondo de mi ser las ganas de no parar de escribir, aparta la vergüenza y me llena de entusiasmo por sacar lo que llevo dentro.
Milena es una canción suave, es una copa de vine rouge, es un salón bañado por la luz tenue que desprenden las velas, Milena es olor fresco, a limpio, a la sal de la brisa del mar, Milena es tramontana, una pequeña revolución que llega, lo remueve todo y da paso a la paz que sólo el viento desbocado deja cuando para…
Todo es ya diferente. Esta es la sensación con la que me quedo después de acabar mi última lectura, un libro que es imposible que te deje igual.
Lo leí en un poco más de 24h y me pasé reflexionando sobre lo leído varias horas, con sentimientos encontrados y con mucha pena por haberlo acabado tan pronto.
Creo que cuando un libro, que además es el debut narrativo de su escritora, te deja reflexionando es que no ha sido un libro más, a mí me ha dejado un poso sobre el que reflexionar e incluso sé que lo releeré pasado un tiempo para desgranarlo aún más.
Lo que hay, de Sara Torres ha pasado a ser uno de mis libros de vida.
He decidido titular este post copiando una frase que se repite bastante en la que ha sido mi última lectura, una lectura que sí, me ha hecho recordar las que fueron las mejores semanas de mi vida y porqué lo fueron, y es que sólo esta frase puede describir los sentimientos de los que lo vivimos.
A veces hay lecturas que no son las elegidas, pero no por eso son menos interesantes o entretenidas, este ha sido el caso de mi último libro leído, no es un libro que yo me hubiera comprado, pero como una vez una persona que conozco me dijo “si llega a ti un libro es por algo y debes leerlo”.
Desde ese día que me dijeron esto pensé que era verdad, que hay libros que te encuentran a ti en vez de tú a ellos.
Tengo algunos recuerdos de mi infancia muy presentes, como mi primer día de cole en el que de lo mucho que lloré me vomité encima o un día que mi padre se olvidó de recogernos del cole y se hizo de noche, cuando nació mi hermano y de cogerlo en brazos con casi dos años como si fuera un muñeco, o de cuando mi bisabuelo me recogía del cole y me llevaba al hogar del pensionista.
Imagino que por eso mi última lectura me ha removido un poco, porque como la protagonista de la misma, tenía un mundo interior bastante fuerte y vivía un poco en una realidad paralela dentro de mis pensamientos.
El título de este post hace referencia a la fantástica película de Julie Andrews que todos hemos visto cientos de veces, y es un buen resumen de mis sensaciones al acabar mi última lectura, en una página podía estallar en carcajadas (de hecho me pasó en terrazas y en el metro), sonreír desde la más dulce de las ternuras, que se me escapara alguna lagrimita e incluso llorar a moco tendido hipando, todo junto y reunido en un libro.